jueves, 28 de mayo de 2009
Curiosidades sobre la vida de Charles Darwin.
1. Le gustaba probar especies raras.
Cada vez que descubría un animal extraño se preguntaba qué sabor tendría después de pasarlo por la plancha.
2. Quiso ser médico, pero no soportaba la visión de la sangre.
3. Su nariz casi le impide viajar en el Beagle.
El capitán del Beagle, Robert FitzRoy, estuvo a punto de rechazar a Darwin en el barco por la
forma de su nariz. Fitzroy era un seguidor de las teorías de Lavater quien creía que se podía juzgar a un hombre por su fisonomía y la nariz de Darwin indicaba que no poseía la suficiente fuerza y determinación para un viaje de aquellas características.
4. El mejor regalo de cumpleaños de la historia: ¡una montaña!
El día de su 25 cumpleaños, el capitán FitzRoy decidió ponerle el nombre de Darwin a una de las montañas que iban descubriendo a su paso.
5. El título completo de "El Origen de las Especies".
No todo el mundo conoce que el título completo de su obra más conocida es "El origen de las especies mediante la selección natural o la conservación de las razas favorecidas en la lucha por la vida".
6. Darwin no inventó la frase "la supervivencia del más fuerte".
En realidad la frase es de Herbert Spencer, filósofo contemporáneo a Darwin.
7. Se casó con su prima después de sopesarlo.
Darwin era un hombre metódico y sopesó la decisión de casarse con su prima, Emma Wedgwood, hasta el punto de hacer una detallada lista con las ventajas e inconvenientes.
8. Era un fanático del Backgammon.
Una de sus aficiones favoritas eran las partidas de Backgammon que disputaba cada noche con su mujer, y cuyos resultados apuntaba celosamente en un cuaderno.
9. La iglesia de Inglaterra ha terminado pidiéndole perdón.
Elena MauriÑo Chozas
Carmen Rodriguez García-Manjarón
jueves, 21 de mayo de 2009
Vida y obra de Darwin
Charles Robert Darwin nació el 12 de febrero de 1809 en Shrewsbury. Darwin, hijo y nieto de médicos sin problemas económicos que limitaran su educación, tuvo un ambiente familiar muy favorable para poder desarrollar durante su vida un trabajo intelectual.
Se graduó en Shrewsbury y en 1825 comenzó a estudiar Medicina en la Universidad de Edimburgo. Abandonó esta carrera en 1827, ya que le parecía aburrida y comenzó estudios de teología en la Universidad de Cambridge, donde comenzó una amistad con John Stevens Henslow, cura botánico, con quien realizó largas expediciones para recolectar plantas y fue a la vez quien lo recomendó al capitán Fitz Roy como tripulante del buque inglés Beagle.
Darwin se relacionó en Edimburgo con Robert Grant, con quien comentó las ideas evolucionistas enunciadas por el naturalista francés Jean Baptiste Monet, caballero de Lamarck
A fines del siglo XVIII, la teoría de la evolución se gestaba entre los naturalistas
El 24 de noviembre de 1859 Charles Darwin publicó "El origen de las especies". Su obra fue el resultado de la observación y la investigación que el autor comenzó desde muy joven, con lecturas sobre historia natural, coleccionando insectos y minerales, y también contribuyó su viaje en el Beagle, alrededor del mundo, como naturalista. Su expedición duró cinco años y sus experiencias y conclusiones las escribió en su "Diario de Viaje".
Ana López Lorente
sábado, 16 de mayo de 2009
Relación de la filosofía con la Teoría Evolucionista de Darwin
¿Darwin, filósofo?, nadie diría que lo fue, puesto que su teoría de la evolución interpreta hechos estrictamente biológicos. Sin embargo, el desarrollo de la filosofía quedó profundamente marcado por dicha teoría. También la religión, la historia, la psicología y finalmente, todas las ciencias sociales, sintieron los efectos de los descubrimientos del naturalista inglés. Aunque se trata de ideas formuladas en un libro, y por lo tanto no conduce directamente a un desarrollo tecnológico, la Teoría de la Evolución de Darwin constituye una de las revoluciones científicas más importantes de la época moderna, e influyó decisivamente en el curso del siglo XX. Desde un punto de vista filosófico, las teorías de Darwin remecieron completamente la imagen que el ser humano tenía de sí mismo en el siglo XIX.
¿Por qué incluir a Charles Darwin, padre de la teoría de la evolución, en una colección de libros dedicada al pensamiento de grandes filósofos? Hay varias razones, pero la primera es que el propio Darwin siempre tuvo interés en la filosofía. De joven, tuvo trato con personas que trabajaban en esa disciplina, en particular con el historiador y filósofo de la ciencia William Whewell; leyó obras de varios maestros clásicos, entre ellos Platón, Aristóteles, Hume y Kant, además de otros pensadores menores, y reflexionó sobre ellas. También escribió sobre temas de filosofía cuando tenían relación con el ámbito científico. Por esta sola razón, no debe sorprender que buena parte de lo que dijo Darwin tenga una importancia no desechable para quienes se interesan en la filosofía.
No obstante, hay razones más sólidas para incluirlo en una colección dedicada a filósofos. Su obra en sí misma reclama un análisis filosófico y tiene que ver con temas filosóficos. Gracias a Darwin, sabemos ahora que los organismos no fueron creados en seis días por un milagro sino que son el producto de un larguísimo y lento proceso de cambios naturales que ningún piloto guiaba: la evolución. Es necesario analizar esta teoría conceptualmente para ver cómo está estructurada y qué reivindica. Además, puesto que esa teoría abarca a la humanidad -no somos hijos de una ráfaga creadora que se produjo al final de una semana de actividad divina-, también debe indagarse el pensamiento de Darwin por sus implicaciones para algunas cuestiones filosóficas importantes, como la teoría del conocimiento (epistemología) y la teoría de la moral (ética).
Victor Segovia
Natalia Moreno
Pablo Moreno
¿Por qué incluir a Charles Darwin, padre de la teoría de la evolución, en una colección de libros dedicada al pensamiento de grandes filósofos? Hay varias razones, pero la primera es que el propio Darwin siempre tuvo interés en la filosofía. De joven, tuvo trato con personas que trabajaban en esa disciplina, en particular con el historiador y filósofo de la ciencia William Whewell; leyó obras de varios maestros clásicos, entre ellos Platón, Aristóteles, Hume y Kant, además de otros pensadores menores, y reflexionó sobre ellas. También escribió sobre temas de filosofía cuando tenían relación con el ámbito científico. Por esta sola razón, no debe sorprender que buena parte de lo que dijo Darwin tenga una importancia no desechable para quienes se interesan en la filosofía.
No obstante, hay razones más sólidas para incluirlo en una colección dedicada a filósofos. Su obra en sí misma reclama un análisis filosófico y tiene que ver con temas filosóficos. Gracias a Darwin, sabemos ahora que los organismos no fueron creados en seis días por un milagro sino que son el producto de un larguísimo y lento proceso de cambios naturales que ningún piloto guiaba: la evolución. Es necesario analizar esta teoría conceptualmente para ver cómo está estructurada y qué reivindica. Además, puesto que esa teoría abarca a la humanidad -no somos hijos de una ráfaga creadora que se produjo al final de una semana de actividad divina-, también debe indagarse el pensamiento de Darwin por sus implicaciones para algunas cuestiones filosóficas importantes, como la teoría del conocimiento (epistemología) y la teoría de la moral (ética).
Victor Segovia
Natalia Moreno
Pablo Moreno
domingo, 10 de mayo de 2009
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